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Authors: Javier Ugarte Perez

Una Discriminacion Universal (28 page)

BOOK: Una Discriminacion Universal
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Se trataba de terrorismo de Estado y se sabe que el Comisario General de la Policía Federal, Alberto Villar, es quien se encargaba de organizar las redadas. El dinero provenía directamente del Ministerio de Bienestar Social, a cargo de José López Rega, y cuando éste tiene que dejar el país, en 1975, en ese ministerio se descubre un arsenal. Se estima que las AAA cometieron más de mil crímenes. Hoy se sabe que estaba formada por ocho grupos y que sus integrantes pertenecían a los diferentes servicios de seguridad y de las fuerzas armadas. En diciembre de 2006, fue detenido en Valencia Rodolfo Almirón; su historia demuestra que el Estado fue el creador de esta organización. Almirón, en los años sesenta, era inspector de la Policía Federal y fue exonerado por el asesinato en una discoteca en Olivos (Provincia de Buenos Aires) de Earl Thomas Davies, teniente del ejército de los Estados Unidos. En 1973, López Rega ordena su reincorporación, lo asciende a subcomisario y se convierte en uno de los jefes de las AAA. En 1985 se traslada a España y entra a formar parte de la custodia de Manuel Fraga.

Coincidiendo con los primeros crímenes de las AAA, en diciembre de 1973, el FLH distribuyó un comunicado:

Durante la semana del 9 al 16 de noviembre, el FLH alertó a la población de la Capital, y en especial a la comunidad homosexual, sobre las razzias que la policía estaba llevando a cabo: La Tía Margarita impone la moda Cary Grant, revelando insólitas vocaciones, las fuerzas del orden se han puesto a competir con Chanel, Christian Dior y otros centros de moda. Munidos de hachas y tijeras, policías recorren las calles de la Capital y Gran Bs. As. dispuestos a imponer el prototipo de los galanes yankis del 40 para los jóvenes argentinos; así arrancan pelos y barbas, cortan tacos y botamangas que exceden 10 cm. por considerarlas «poco masculinas». ¿Se editará próximamente un figurín oficial para que los jóvenes sepan qué ponerse este verano? ¿Se hará un desfile de modelos en el Departamento de Policía?

Más allá del absurdo, este desesperado intento de la reacción por imponer los roles sexuales tan caros a la moralina burguesa se relaciona con la intensificación de las razias antihomosexuales, y entra dentro de la ofensiva de los sectores continuistas. Es comprensible: con todas estas tareas, sumadas a la protección de las bandas fascistas, no les queda tiempo para investigar las maniobras de los explotadores, los asesinatos de los combatientes populares y sus propios negociados. El reforzamiento de la paleontológica «Brigada de Moralidad» es un paso hacia el retorno a las épocas de Margaride, Onganía y Ramiro de la Fuente. Como bien enseña Pinochet «el orden [el de ellos] debe restaurarse en todos los órdenes»
{248}
.

El comunicado termina diciendo: «¡Cese inmediato de la campaña de moralidad! ¡Libertad a los homosexuales presos! ¡Derogación de edictos policiales antihomosexuales! ¡Por la unidad de los oprimidos!»
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. Son momentos muy dramáticos y el FLH sigue apareciendo en público y en los lugares de más alto riesgo: «Una delegación del FLH de la Argentina se hizo presente en el velatorio de los tres compañeros del Partido Socialista de los Trabajadores, asesinados el 2 y 3 de noviembre, haciendo entrega de una declaración»
{250}
.

En el primer número de
Somos
se reproduce una información publicada por el diario
La Razón:

Pesquisas de la Brigada de Investigaciones detuvieron anoche, en el Casino Central (Mar del Plata), a 2 «señoritas» que, ataviadas con provocativas minifaldas, trataban de seducir abiertamente a apostadores que llevaban las de ganar frente a las mesas de juego. Al ser identificadas, resultaron ser Alberto Andrés (...) de 23 años, y Rubén Omar (...), de 26, a quienes se los conoce como
Mara
y
Bety,
respectivamente. Los 2 homosexuales están detenidos ahora en la Brigada de Investigaciones a disposición de la justicia.

La homofobia es utilizada para desprestigiar a los que se oponen al Gobierno. Un ejemplo, la Juventud Sindical Peronista, vinculada a las AAA, dice que hay una campaña de la sinarquía internacional contra la Argentina, en la que colaboraría el homosexual físico e internacional Julio Cortázar, quien en París ha denunciado los crímenes que se están cometiendo. El 24 de marzo de 1976, el mismo día del golpe militar encabezado por el general Jorge Rafael Videla, la represión anti-gay no cesa. En la provincia de Santiago del Estero, al salir del cabaret donde trabajaban, dos travestís,
Brigitte
y
Jeanette,
son detenidos por la policía, golpeados, insultados y expulsados de la provincia. En los mismos días, diecisiete travestís en la provincia de Córdoba desaparecen
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; comienza la etapa del secuestro y la desaparición definitiva.

Ricardo Lorenzo Sanz escribe en su novela (aún inédita),
Bienvenidos a Sodoma,
un acontecimiento que sucedió en la Ciudad de Córdoba:

Eran los años de Menéndez, el terrible general Menéndez, gobernador de la provincia de Córdoba, ala dura del durísimo Videla; eran los años de Menéndez, el carnicero, que no sólo libraba su guerra sin cuartel contra los subversivos marxistas que, cruzado incansable, lo hacía también contra la inmoralidad y el tradicional puterío cordobés.

Córdoba, «la docta», era también conocida en el ambiente como la capital del loquerío en el que reinaron por méritos propios la
Salvy,
la
Belén,
la
Boca de Oveja,
la
Sabor a Nada...
Tantas locas gloriosas, asiduas fieles de «El ángel Azul», un boliche precursor, pionero, libertario, que ponía de los nervios a Menéndez.

«El ángel Azul», por tanto fue clausurado. Sin aviso. De un día para otro y con gran aparataje policial. La noticia circuló rauda y la noche posterior al cierre, una procesión de locas ataviadas de purpurina y luto se congregaron a las puertas de «El ángel Azul», incendiaron y cantaron su particular réquiem:
Lili Marleen.

Lorenzo, en su novela, cita a Salvy, quien se trasladó a vivir a Buenos Aires y estuvo vinculado con el grupo gay Nuestro «mundo». Vivía en la calle Corrientes, en una buhardilla, y cada vez que salía de noche a la calle era detenido; no siempre, pero casi siempre. No lo enviaban a Villa Devoto, lo tenían en la comisaría unos días, de «sirvienta», limpiando, cocinando, cebando mates. En 1979 se fue a Madrid, cansado de tanto secuestro temporal, y se vinculó a Amnistía Internacional, y su presidenta Silvia Escobar consiguió que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR) le concediera el asilo político. También en Córdoba, siendo gobernador el general Menéndez, Martín Bartolomé, persona vinculada al Grupo de Profesionales del FLH, que trabajaba en un museo de Buenos Aires, viajó a Córdoba para inspeccionar unos cuadros que habían prestado a la Gobernación. Cuando los estaba revisando en el despacho de Menéndez, como tiene barba, un militar sospecha que se trata de un terrorista, y lo hace detener. Lo encierran en un lugar clandestino y es torturado durante semanas; después, convencidos de que nada tiene que ver con la subversión, lo dejan en libertad. Afortunadamente conoce al escritor Mújica Laínez, quien lo acoge en su casa y lo acompaña hasta el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, pudiendo escapar a España.

Es interesante citar unas declaraciones del jefe de la División de Moralidad de la Policía Federal, realizadas en unas jornadas de psicopatología social. Las jornadas habían sido organizadas por la Universidad de Buenos Aires, en 1977, que para entonces había sido depurada por la dictadura; en ellas, el jefe de la División de Moralidad no duda en proponer que hay que «espantar a los homosexuales de las calles para que no perturben a la gente decente». Este clima homofóbico, por otra parte, estimula que se produzcan una serie de crímenes de homosexuales, sujetos de cierta edad que son robados en sus domicilios y asesinados con saña. Tanto el delincuente común como algunos policías aprovechan las circunstancias sabiendo que estos crímenes no serán investigados; en todo caso, tienen un argumento que los protege, «maté para ser hombre».

El FLH decidió autodisolverse, ya que en la práctica no era posible actividad alguna, y se trataba de esta manera de proteger a sus miembros. Miembros del grupo Nuestro «mundo», exilados en España, formalizan la decisión y denuncian lo que está pasando en Argentina. Es una decisión unilateral de Nuestro «mundo», porque no hay posibilidad de vincularse con miembros de los otros grupos. En el comunicado, enviado a los medios de comunicación madrileños con fecha 17.3.1977, se dice:

Los homosexuales argentinos exilados en Europa Occidental nos dirigimos a la opinión pública española para denunciar al gobierno militar presidido por el general Videla, que desde hace un año, conduce en la Argentina una política fascista con el propósito de exterminar toda expresión democrática y progresista en el país. Para ello no ha vacilado en recurrir a las más crueles torturas y a asesinatos masivos: miles de personas han sido ejecutadas y decenas de miles están presas o han sido despedidas de sus ocupaciones habituales. Otros cientos de miles se vieron obligados a exilarse del país... Un coronel fue obligado a renunciar como intendente de la ciudad de Bariloche por el solo hecho de estar separado de su esposa. Madres solteras han sido despedidas de empleos oficiales por no estar casadas legalmente. Muchas mujeres son detenidas acusadas de prostitución... Los homosexuales de ambos sexos somos detenidos y obligados a firmar «El segundo H», reglamentación policial que reprime la homosexualidad... Actualmente unas cien personas están detenidas en el Pabellón I en Villa Devoto. Otras cumplen arresto en comisarías de barrios como así también en el Departamento Central de la Policía Federal. La Sección de Moralidad efectúa razzias semanales en calles y bares. En la Argentina ser homosexual es un pecado y un delito...
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El Mundial de Fútbol de 1978 fue una oportunidad para la dictadura en su propósito de demostrar ante el mundo que Argentina era un «país normal», «derecho y humano», como decía la propaganda del régimen. Se decide eliminar o disimular los «elementos indeseables». Un gay comentó: «Querían sacarnos de la calle, de la Feria de San Telmo, del planeta, para que se viese que el país había sido purificado. Porque los homosexuales o los marxistas eran sólo los extranjeros, no los argentinos». La represión es constante. Sebreli escribe que en febrero de 1981, la Prefectura irrumpió en una isla del Delta [del Río de la Plata], accesible sólo mediante lanchas que zarpaban de embarcaderos escondidos los sábados a media noche. En la redada se detuvo a trescientas cuarenta personas. Eran permanentes también los allanamientos donde se realizaban reuniones, las llamadas «fiestas negras» según la jerga de la prensa amarilla. El último de éstos fue en 1983, en un salón de fiestas en Belgrano, donde se detuvo a 250 personas
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Uno de los grupos federados del FLH, Triángulo Rosa, está formado por católicos; su coordinador, Hugo Ranieri, escribe una carta a Madrid, al FLH en el exilio, con fecha 5.11.1982:

En este momento por Diagonal Norte está pasando una manifestación de los empleados judiciales, gritando «se va acabar la dictadura militan», «justicia a la Justicia», «basta de sueldos de hambre». Hambre sí hay mucha, esto
se agotó, no sé, no puedo explicarte el caos que impera en todo, para colmo no hay esperanza. Pasó de todo, mataron homosexuales en sus domicilios, fue un pánico total, se comentaba que era la misma policía, yo tenía un amigo policía, sargento, no sé si te comenté alguna vez, creo que sí, lo tuve que dejar, me mandó un enganche a mi casa y con otro me vaciaron el departamento, me llevaron todo, T.V. color, equipo estéreo, guita, más de un año de mi sueldo... Estoy trabajando mucho, para recuperar algo, es mucho sacrificio, después de la oficina tengo trabajo de peluquería a domicilio, hasta la noche tarde, esto hace que no vea mucho a los chicos y como no salí nunca más por miedo, hay momentos que me siento muy solo, no tengo a nadie, las calles son un desierto a la noche, sólo hay patrulleros...

La dictadura está obsesionada con la homosexualidad. El periodista Sergio Núñez, en un trabajo que tituló La represión en el Proceso, escribe que diecisiete oficiales de la Policía Federal fueron separados de la institución por organizar una fiesta gay. En 1982, cuando la guerra de las Malvinas, desde los medios más adictos a la dictadura se afirma que los gurkas, cuando toman prisioneros argentinos, los violan. Hay más ejemplos del terror que se vivió: en enero de 1982, José Emilio Scatema, de 52 años, es asesinado. Se trata de un homosexual: impresionó la saña y ferocidad, con cuchillas y golpes de kárate, según me contó Alejandro Modarelli, miembro de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA). En unos meses, al menos diecinueve homosexuales son asesinados «con saña pocas veces vista». El jefe de la División de Homicidios de la Policía Federal, comisario Nelson Horacio Corgo, declara a los medios: «Los homosexuales viven manteniendo relaciones superficiales, yo estoy seguro de que si pudiera revivir a uno de los que murieron el otro día y le preguntara: ¿Quién lo mató?, diría: No sé, un tipo que conocí hace media hora»
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En Argentina se repite la historia: en España la amnistía no incluyó a los homosexuales, y de los miles de homosexuales asesinados por los nazis sólo se supo años después. En Argentina, el documento
Nunca más
, coordinado por Ernesto Sábato, en donde se detallan los crímenes de la dictadura, nada dice de los homosexuales. Osvaldo Bazán, autor del libro
Historia de la homosexualidad en la Argentina
, cuando una periodista del diario porteño
Página 12
lo entrevista y le pregunta si los homosexuales lo pasaron particularmente mal durante la última dictadura militar, afirma:

Así es. Carlos Jáuregui, en
La homosexualidad en la Argentina.
, cuenta que uno de los responsables de la Conadep le afirma la existencia de por lo menos 400 homosexuales integrando la lista del horror. Y dice que «el trato que recibieron fue similar al de los compañeros judíos desaparecidos, especialmente sádico y violento»
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Esto no se recogió en
Nunca Más.
Mucho tiempo después, Jáuregui contó que el rabino Marshall Mayer le había admitido que esa escandalosa omisión se habría debido a las presiones del ala católica de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos»
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. Sólo se menciona el secuestro y desaparición de Enrique Raab, periodista vinculado a la izquierda y del que se sabía, al menos en ciertos ambientes, que era gay y que vivía con su pareja, pero en
Nunca más
no se considera oportuno hacer ninguna mención a su homosexualidad, ni en este caso ni en ninguno. En el legajo N° 276 se escribe:

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