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Authors: Lluís Hernàndez i Sonali

Tags: #Ciencia Ficción, Infantil y juvenil

Certificado C99+ (7 page)

BOOK: Certificado C99+
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También se prohibieron los certificados prematrimoniales, que se habían empezado a aplicar en determinados países… De hecho, en muchos lugares no estaba bien visto que una pareja se aventurase a tener hijos sin un certificado que asegurase como mínimo a uno de los cónyuges que podía vivir el tiempo suficiente para educarlos.

El mundo del Certificado, pensaba Jessica, era un mundo diferente. La posibilidad de ver una rendija del futuro había resultado revolucionaria. Y esta palabra, revolución, que tantas y tantas veces se había aplicado de una manera generosa y alegre, resultaba ahora absolutamente exacta.

Jessica pensaba que no podría producirse ningún otro cambio se podía producir en el mundo que tuviera el impacto que había tenido el Certificado.

Se equivocaba.

LEY ÚNICA DEL CERTIFICADO

Artículo 345

Para la solicitud y posterior expedición del Certificado no se podrá tomar en consideración ninguna circunstancia personal o social que no sea alguna de las recogidas en esta Ley Única. Específicamente, no se tomará en consideración ninguna circunstancia de tipo racial, de orientación y morfología sexual o religiosa.

Artículo 346

Las circunstancias en las que se establezca la necesidad de la posesión de un certificado positivo vigente no podrán ser alteradas ni modificadas por ninguna circunstancia social ni personal, a excepción de las recogidas en esta Ley Única. Específicamente, no se tendrá en consideración ninguna circunstancia de tipo racial, de orientación y morfología sexual o religiosa.

Artículo 347

En los casos en los que la vigente tecnología del Certificado llegue a resultados no congruentes con la realidad, las personas afectadas no verán recortados sus derechos por esta circunstancia, y se les expedirá una certificación sustitutiva.

Juan y Ana

Juan y su hermana pequeña, Ana, no habían visto nunca un día como aquél. Y no es que no conocieran la ciudad, con sus calles tan anchas y el constante trajín de coches y más coches. No, porque, aunque vivían en un pueblo pequeño, iban a menudo a la ciudad a comprar o al cine, o acompañaban a su padre a ver alguna exposición de pintura o a algún espectáculo, el tipo de cosas sobre las que su padre escribía después en los diarios.

La ciudad no era nueva para ellos, ni aquel teatro —de hecho, un auditorio— tan grande… Pero es que aquella noche, una noche especial, ellos se sentían parte del propio espectáculo. No era del todo cierto, porque ellos no subirían al escenario, pero sí lo haría su padre, y ellos lo aplaudirían desde uno de los palcos reservados a los familiares.

El padre de Juan y Ana había sido condecorado con un C99+. Y aún más: de todas las personas que aquel año recibirían la más alta distinción del Estado, el era la más joven.

—¡Ya empieza! —los avisó su madre, dominada también por la excitación.

Efectivamente, las luces de la sala habían reducido su intensidad y en el escenario empezaban a ocupar posiciones las primeras autoridades: el presidente del consejo, con el secretario, el consejo de administración de la Corporación del Certificado en pleno, los jefes de las fuerzas de Control Certificadas…

Finalmente, un foco se dirigió hacia un atril y apareció el mismo presidente de la Corporación.

—Hace muchos años, en la antigua Francia —empezó—, la República honraba a los ciudadanos más prestigiosos con el apodo de Inmortales. Aquellas antiguas instituciones republicanas, de las que nuestra Corporación ha heredado los valores que son el fundamento de nuestra sociedad moderna, querían conferir inmortalidad a unas ideas, unas expresiones artísticas, unos avances científicos que para ellas eran lo más importante de su civilización.

»Hoy, con la seguridad que ha proporcionado a nuestras vidas la existencia del Certificado, nosotros también queremos conferir nuestra propia visión de la inmortalidad a los héroes de nuestros días.

»El certificado C99+, el más alto que se puede otorgar, cubrirá de luz con su valor honorífico los pechos de las personas que en unos instantes lo recibirán.

»En primer lugar, tengo el honor de convocar al prestigioso científico, padre de la nueva energía superoscura, el doctor…

***

Un par de horas después, en la mesa del banquete en honor de todos los galardonados, Juan pudo preguntar por fin a su padre:

—Papá, ¿esto quiere decir que eres inmortal?

El nuevo galardonado no quiso evitar una sonrisa:

—Ya me gustaría, ya. Pero el certificado es sólo honorífico. Aunque, todo sea dicho, comporta una serie de privilegios… Para mí y para mi familia, por supuesto.

—Así, ¿yo también podré solicitar un certificado? —preguntó, muy excitada, la hermana pequeña.

Pero su madre la sacó del error:

—Hasta que no tengas quince años, no, cariño. Ya sabes que no se pueden hacer certificados a nadie antes de la mayoría de edad. Pero entonces lo tendrás, no lo dudes.

—Y yo también, ¿no? ¡A mí sólo me faltan siete años!

—Pues claro que sí, ¡los dos lo tendréis!

LEY ÚNICA DEL CERTIFICADO

Artículo 111

a)
Las personas candidatas a ocupar un lugar de responsabilidad en el gobierno deberán aportar en el momento de presentar su candidatura un certificado que cumpla al menos los siguientes límites:

i)
para cargos de nivel supraestatal, C25.

ii)
para cargos de nivel estatal o regional, C10.

ii)
para cargos de nivel inferior, C5.

b)
Los certificados a que se refiere el punto anterior se considerarán incluidos en lo que determina el artículo 98. 7, apartado a).

c)
Las personas que hayan ocupado puestos de responsabilidad en el gobierno tendrán derecho, una vez acabado su mandato, a disfrutar de los certificados obtenidos de acuerdo con los apartados a) y b) de este artículo hasta su finalización.

José

A la atención del Muy Respetable

SEÑOR PRESIDENTE DE LA CORPORACIÓN DEL CERTIFICADO

Señor:

El que suscribe, José Pérez Salas, se dirige respetuosamente a usted para poner en su conocimiento los siguientes hechos:

Que es miembro, por nacimiento y por convicción personal, de la Sagrada Iglesia del Patronato Inmemorial (SIPI), entidad religiosa que no sólo está acreditada ante el Estado según establece la legislación vigente, sino que también tiene una larga tradición en este territorio.

Que la SIPI no realiza ni ha realizado en el pasado ni tiene intención de realizar en el futuro ningún tipo de proselitismo, más allá de la transmisión de los propios valores y creencias entre padres e hijos, entre marido y mujer y entre los amigos y conocidos.

Que una de las características que la SIPI tiene como creencia fundamental es que nuestro Dios, el que nosotros consideramos único Dios verdadero, es el único gestor y responsable de nuestras vidas, de nuestra vida pasada, de nuestra vida presente y de nuestra vida futura. Por eso se ha establecido entre nosotros, por respeto a nuestra fe religiosa, la abstención con respecto a las posibilidades de conocimiento que ofrece el Certificado, en cualquiera de sus formas.

Que esta abstención voluntaria no se debe entender como un desprecio ni como una falta de consideración hacia la Corporación del Certificado ni hacia cualquier persona. Que incluso entre los miembros de nuestra sagrada iglesia no se practica ningún tipo de discriminación ni de rechazo hacia nuestros compañeros fieles que deciden acogerse a los beneficios que la posesión del Certificado Ofrece, gracias a la benemérita acción de la Corporación del Certificado.

Que, en cambio, quien esto suscribe se quiere mantener fiel a los mandamientos que la Sagrada Iglesia del PI impone a los que voluntariamente nos queremos acoger a su protección, por lo que tiene la personal determinación de no solicitar en ningún caso el Certificado.

Que quien suscribe tiene, por otra parte, un currículo escolar que todos sus profesores han calificado de excelente e incluso extraordinario, de manera que ha podido completar los contenidos académicos de la Enseñanza Garantizada Obligatoria en la mitad del tiempo que la ley establece como habitual.

Que he recibido cartas de aceptación por parte de tres prestigiosas universidades, dos de ellas propiedad de la Corporación del Certificado, y que tengo intención de cursar en una de ellas los estudios de Física Aplicada.

Que, en el momento de efectuar la inscripción, todas las universidades me han indicado que es imprescindible estar en posesión, como mínimo, de un certificado C10, dado que la Ley Única establece que es un requisito obligatorio e imprescindible para cursar estudios superiores, porque el Estado y la Corporación deben garantizar que la inversión en educación superior revierta en beneficios para la sociedad, teniendo en cuenta que la educación superior no es un derecho de la persona, sino una facilidad que el Estado y la Corporación otorgan graciosamente a los más capacitados de la sociedad, siempre en beneficio de la sociedad.

Que, de acuerdo con los informes médicos, ortomédicos, psiquiátricos y sociométricos que adjunto, mi salud es correcta y no hay ningún elemento que en mi caso pueda indicar una propensión futura a adquirir ninguna enfermedad en general y, en concreto, ninguna enfermedad generadora de invalidez.

Por lo cual, le ruego que tenga en consideración mis cualidades humanas e intelectuales, tal como se describen en los documentos que adjunto, y que en mi caso se establezca una excepción personal por la que me pueda matricular en una universidad sin aportación del certificado.

Respetuosamente,

(Firmado)

***

Sr. José Pérez Salas

Apreciado señor:

En respuesta a su Solicitud, le comunicamos que el señor PRESIDENTE DE LA CORPORACIÓN DEL CERTIFICADO, con fecha de hoy, ha expresado lo siguiente:

RESOLUCIÓN - DESEO DEL PRESIDENTE

Vista la comunicación del señor ]OSÉ PEREZ, procede notificar que los artículos 345 y 346 de la Ley Única del Certificado contemplan de manera directa el caso a que se refiere, y es voluntad y compromiso del Consejo de Administración de la Corporación que lo que dice la Ley Única se observe con plena obediencia.

Lo que se le comunica a los efectos oportunos.

(Firmado)

LEY ÚNICA DEL CERTIFICADO

Artículo 212

El Consejo de Administración de la Corporación del Certificado tomará en consideración, en una sesión plenaria exclusiva, la propuesta de adjudicación de certificados C99+ a aquellas personas y entidades que hayan sobresalido en los valores morales, artísticos, científicos o técnicos, de acuerdo con las directrices expresadas en esta ley.

Artículo 215

a)
Los certificados C99+, C99, C89, C79 y C69, otorgados todos ellos con carácter honorífico por decreto del Consejo de Administración de la Corporación del Certificado o por las autoridades delegadas, no tendrán validez como tales a los efectos del artículo 122 de esta Ley Única, sin perjuicio de que las personas que reciban tales certificados tienen el derecho inherente a obtener gratuitamente cualquier certificado individual.

El doctor Caldera

El doctor Caldera se mostraba preocupado en su despacho del laboratorio de Nuevas Construcciones del Consorcio del Certificado.

Ni siquiera el diploma del C99+, que hacía pocas semanas había colgado en un lugar preferente, entre los nombramientos de doctor honoris causa y los otros premios que había recibido en su larga carrera, le podía distraer de los impresos de ordenador que tenía sobre la mesa.

Era incapaz de encontrar el error, pero era evidente que había un error. Un pequeño detalle, un resultado absolutamente inesperado que impedía que pudieran anunciar a los cuatro vientos una nueva revolución en la comunicación con los agujeros ultranegros.

Al cabo de un rato, cansado de dar vueltas y vueltas sin avanzar ni un milímetro, llamó a su secretaria por el teléfono interior:

—Señorita Remedios, por favor… Convoque una reunión del equipo 34 para dentro de media hora… No, en mi despacho, no; bajaré yo a la sala de la planta. Gracias.

***

Media hora después, los seis componentes del grupo de investigación 34 estaban sentados, con caras muy serias, alrededor de la gran mesa de reuniones. El doctor Caldera fue directamente al grano:

—Señores, la semana pasada parecía que estábamos ya al final de nuestro trabajo y que los resultados no podían ser más satisfactorios. En cambio, por lo que he leído esta mañana, parece que todo se ha ido al traste, que no tenemos nada.

—Doctor Caldera, si me permite —tomó la palabra el supervisor del grupo, el doctor Saumell—, el informe de la semana pasada es aún correcto y plenamente consistente. Son los resultados de la segunda comprobación los que no concuerdan.

—¡Exactamente! ¿Y cómo lo explica usted?

—Estamos trabajando en ello, pero creemos que el error no esta en nuestros cálculos, sino en los de la comprobación en condiciones reales, en el exterior.

Los componentes del grupo de investigación no se atrevían a decir nada, pero comprendían que su coordinador no se rendía fácilmente y que estaba dispuesto a defender su trabajo.

El doctor Saumell prosiguió:

—Si me permite, doctor, intentaré centrar nuestra investigación. Se trataba, se trata, de obtener una comunicación con la energía ultraoscura que nos permita ir más allá de los límites de la tecnología actual con energía oscura. Ahora bien, siguiendo sus instrucciones, hemos mantenido en absoluto secreto todos nuestros trabajos… Incluso la propia existencia de la materia ultraoscura era hasta hace unos meses casi un secreto de Estado ….

»Por eso hemos trabajado en un sistema local simulado, es decir, que hemos hecho todas las pruebas de comunicación con un sistema computerizado que nos permitía simular las condiciones reales y efectuar todos los experimentos sin tener que exportar nuestros cálculos y nuestro instrumental a un satélite real.

»Hasta aquí, pues, todo ha funcionado correctamente, y hemos llegado a unas conclusiones que nuestro sistema local simulado nos ha confirmado plenamente. Y, como usted sabe, el nuevo sistema nos permitirá certificar de manera generalizada con un margen de error de minutos, y no sólo esto, sino que lo podremos hacer sin utilizar los actuales rayos de monoescala. En definitiva, el nuevo sistema será mucho más barato, más rápido y lo que es más importante, más preciso. Y abarcará mucho más tiempo que el máximo de 50 años que podemos ofrecer ahora.

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