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Authors: Friedrich Nietzsche

Tags: #Filosofía

Más allá del bien y del mal (10 page)

BOOK: Más allá del bien y del mal
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78

Quien a sí mismo se desprecia continúa apreciándose, sin embargo, a sí mismo en cuanto despreciador.

79

Un alma que se sabe amada, pero que por su parte no ama, delata lo que está en su fondo: —lo más bajo de ella sube a la superficie.

80

Una cosa que queda explicada deja de interesarnos. —¿Qué quería decir aquel dios que aconsejaba: «¡Conó—

cete a ti mismo!»? ¿Acaso esto significaba: «¡Deja de interesarte a ti mismo! ¡Vuélvete objetivo!»? —¿Y

Sócrates? —¿Y el «hombre científico»? –

81

Es terrible morir de sed en el mar. ¿Tenéis vosotros que echar enseguida tanta sal a vuestra verdad que luego ni siquiera —apague ya la sed?

82

¡«Compasión con todos» —sería dureza y tiranía
contigo
, señor vecino! —

83

El instinto. —
Cuando la casa arde, olvidamos incluso el almuerzo. —Sí: pero luego lo recuperamos sobre la ceniza.

84

La mujer aprende a odiar en la medida en que desaprende —a hechizar.

85

Afectos idénticos tienen, sin embargo, un
tempo
[ritmo] distinto en el varón y en la mujer: por ello varón y mujer no cesan de malentenderse.

86

Las propias mujeres continúan teniendo siempre, en el trasfondo de toda su vanidad personal, un desprecio impersonal —por «la mujer». —

87

Corazón sujeto, espíritu libre. —
Cuando sujetamos con dureza nuestro corazón y lo encarcelamos, podemos dar muchas libertades a nuestro espíritu: ya lo he dicho
una
vez. Pero no se me cree, suponiendo que no se lo sepa ya...

88

De las personas muy inteligentes comenzamos a desconfiar cuando se quedan perplejas.

89

Las vivencias horrorosas nos hacen pensar si quien las tiene no es, él, algo horroroso.

90

Precisamente con aquello que a otros los pone graves, con el odio y el amor, los hombres graves, melancó—

licos, se vuelven más ligeros y se elevan por una temporada hasta su superficie.

91

¡Es tan frío, tan gélido, que al tocarlo nos quemamos los dedos! ¡Toda mano que lo agarra se espanta! —Y justo por ello más de uno lo tiene por ardiente.

92

¿Quién, por salvar su buena reputación, no se ha sacrificado ya alguna vez a sí mismo?

93

En la afabilidad no hay nada de odio a los hombres, pero justo por ello hay demasiado desprecio por los hombres.

94

Madurez del hombre adulto: significa haber reencontrado la seriedad que de niño tenía al jugar.

95

Avergonzarnos de nuestra inmoralidad: un peldaño en la escalera a cuyo final nos avergonzamos también de nuestra moralidad.

96

Debemos separarnos de la vida como Ulises se separó de Náusica, —bendiciéndola más bien que enamorado.

97

¿Cómo? ¿Un gran hombre? Yo veo siempre tan sólo al comediante de su propio ideal.

98

Si amaestramos a nuestra conciencia, nos besa a la vez que nos muerde.

99

Habla el desilusionado. —«Esperaba oír un eco, y no oí más que alabanzas —».

100

Ante nosotros mismos todos fingimos ser más simples de lo que somos: así descansamos de nuestros semejantes.

101

Hoy un hombre de conocimiento fácilmente se sentiría a sí mismo como animalización de Dios.

102

En realidad el descubrir que alguien le corresponde con su amor debería desilusionar al amante acerca del ser amado. «¿Cómo?, Les él lo bastante modesto para amarte incluso a ti? ¿O lo bastante estúpido? O-O».

103

El peligro en la felicidad. —«Ahora todo me sale bien, desde ahora amo todo destino: —¿quién se complace en ser mi destino?»

104

No su amor a los hombres, sino la impotencia de su amor a los hombres es lo que a los cristianos de hoy les impide —quemarnos a nosotros.

105

Para el espíritu libre, para el «devoto del conocimiento» —la pía fraus [mentira piadosa] repugna a su gusto (a su «devoción») más todavía que la
impía fraus
[mentira impía]. De ahí procede su profunda incomprensión frente a la Iglesia, a la que considera, pues él pertenece al tipo «espíritu libre», —como
su
no—libertad.

106

Merced a la música gozan de sí mismas las pasiones.

107

Una vez tomada la decisión, cerrar los oídos incluso al mejor de los argumentos en contra: señal de carácter enérgico. También, voluntad ocasional de estupidez.

108

No existen fenómenos morales, sino sólo una interpretación moral de fenómenos...

109

Con bastante frecuencia el criminal no está a la altura de su acto: lo empequeñece y calumnia.

110

Los abogados de un criminal raras veces son lo bastante artistas como para volver en favor del reo lo que de hermosamente horrible hay en su acto.

111

Cuando más difícil resulta ofender a nuestra vanidad es cuando nuestro orgullo acaba de ser ofendido.

112

A quien se siente predestinado a la contemplación y no a la fe, todos los creyentes le resultan demasiado ruidosos e importunos: se defiende de ellos.

113

«Quieres predisponer a alguien en favor de ti? Fíngete desconcertado ante él —».

114

La inmensa expectación respecto al amor sexual y el pudor inherente a esa expectación échanles a perder de antemano a las mujeres todas las perspectivas.

115

Cuando en el juego no intervienen el amor o el odio la mujer juega de manera mediocre.

116

Las grandes épocas de nuestra vida son aquellas en que nos armamos de valor y rebautizamos el mal que hay en nosotros llamándolo nuestro mejor bien.

117

La voluntad de superar un afecto no es, a fin de cuentas, más que la voluntad de tener uno o varios afectos diferentes.

118

Existe una inocencia de la admiración: la tiene aquel a quien todavía no se le ha ocurrido que también él podría ser admirado alguna vez.

119

La naúsea frente a la suciedad puede ser tan grande que nos impida limpiarnos, —«justificarnos» 6s.

120

A menudo la sensualidad apresura el crecimiento del amor, de modo que la raíz queda débil y es fácil de arrancar.

121

Constituye una fineza el que Dios aprendiese griego cuando quiso hacerse escritor —y el que no lo aprendiese mejor.

122

Alegrarse de una alabanza es, en más de uno, sólo una cortesía del corazón —y cabalmente lo contrario de una vanidad del espíritu.

123

También el concubinato ha sido corrompido: —por el matrimonio.

124

Quien, hallándose en la hoguera, continúa regocijándose, no triunfa sobre el dolor, sino sobre el hecho de no sentir dolor allí donde lo aguardaba. Parábola.

125

Cuando tenemos que cambiar de opinión sobre alguien le hacemos pagar caro la incomodidad que con ello nos produce.

126

Un pueblo es el rodeo que da la naturaleza para llegar a seis, a siete grandes hombres. —Sí: y para eludirlos luego.

127

Para todas las mujeres auténticas la ciencia va contra el pudor. Les parece como si de ese modo se quisiera mirarlas bajo la piel, —¡peor todavía!, bajo sus vestidos y adornos.

128

Cuanto más abstracta sea la verdad que quieres enseñar, tanto más tienes que atraer hacia ella incluso a los sentidos.

129

El diablo posee perspectivas amplísimas sobre Dios, por ello se mantiene tan lejos de él: —el diablo, es decir, el más antiguo amigo del conocimiento.

130

Lo que alguien
es
comienza a delatarse cuando su talento declina, —cuando deja de mostrar lo que él
es
capaz
de hacer. El talento es también un adorno; y un adorno es también un escondite.

131

Cada uno de los sexos se engaña acerca del otro: esto hace que, en el fondo, se honren y se amen sólo a sí mismos (o a su propio ideal, para expresarlo de manera más grata —). Así, el varón quiere pacífica a la mujer, —pero cabalmente la mujer es, por
esencia
, no—pacífica, lo mismo que el gato, aunque se haya ejercitado muy bien en ofrecer una apariencia de paz.

132

Por lo que más se nos castiga es por nuestras virtudes.

133

Quien no sabe encontrar el camino que lleva a su ideal lleva una vida más frívola y descarada que el hombre sin ideal.

134

De los sentidos es de donde procede toda credibilidad, toda buena conciencia, toda evidencia de la verdad.

135

El fariseísmo no es una degeneración que aparezca en el hombre bueno: una buena porción de fariseísmo es, antes bien, la condición de todo ser—bueno.

136

Uno busca a alguien que le ayude a dar a luz sus pensamientos, otro, a alguien a quien poder ayudar: así es como surge una buena conversación.

137

En el trato con personas doctas y con artistas nos equivocamos fácilmente en dirección opuesta: detrás de un docto notable encontramos no pocas veces un hombre mediocre, y detrás de un artista mediocre encontramos incluso a menudo —un hombre muy notable.

138

También en la vigilia actuamos igual que cuando soñamos: primero inventamos y fingimos al hombre con quien tratamos —y enseguida lo olvidamos.

139

En la venganza y en el amor la mujer es más bárbara que el varón.

140

Consejo en forma de enigma. —«
Para que el lazo no se rompa —es necesario que primero lo muerdas.»

141

El bajo vientre es el motivo de que al hombre no le resulte fácil tenerse por un dios.

142

La frase más púdica que yo he oído:
Dans le véritable amour c'est 1'áme qui enveloppe le corps
[En el amor verdadero el alma envuelve al cuerpo].

143

Aquello que nosotros mejor hacemos, a nuestra vanidad le gustaría que la gente lo considerase precisamente como lo que más difícil de hacer nos resulta. Para explicar el origen de más de una moral.

144

Cuando una mujer tiene inclinaciones doctas hay de ordinario en su sexualidad algo que no marcha bien.

La esterilidad predispone ya para una cierta masculinidad del gusto; el varón es, en efecto, dicho sea con permiso, «el animal estéril».

145

Comparando en conjunto el varón y la mujer, es lícito decir: la mujer no poseería el genio del adorno si no tuviera el instinto propio del
segundo
papel.

146

Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti.

147

Sacado de viejas novelas florentinas, y además —de la vida:
buona femmina e mala femmina vuol bastone 
[tanto la mujer buena como la mala quieren palo] Sacchetti, Nov. 86.

148

Inducir al prójimo a que se forme una buena opinión de nosotros y, a continuación, creer crédulamente en esa opinión: ¿quién iguala alas mujeres en esa obra de arte? —

149

Lo que una época siente como malvado es de ordinario una reacuñación intempestiva de lo que en otro tiempo fue sentido como bueno, —el atavismo de un ideal más antiguo.

150

En torno al héroe todo se convierte en tragedia, en torno al semidiós, en drama satírico; y en torno a Dios — ¿cómo?, ¿acaso en «mundo»? –

151

Tener un talento no es suficiente: hay que tener también permiso vuestro para tenerlo, —¿no es así, amigos míos?

152

«Donde se alza el árbol del conocimiento, allí está siempre el paraíso»: esto es lo que dicen las serpientes más viejas y las más jóvenes.

153

Lo que se hace por amor acontece siempre más allá del bien y del mal.

154

La objeción, la travesura, la desconfianza jovial, el gusto por la burla son indicios de salud: todo lo incondicional pertenece a la patología.

155

El sentido de lo trágico aumenta y disminuye con la sensualidad.

156

La demencia es algo raro en los individuos, —pero en los grupos, los partidos, los pueblos, las épocas constituye la regla.

157

El pensamiento del suicidio es un poderoso medio de consuelo: con él se logra soportar más de una mala noche.

158

A nuestro instinto más fuerte, al tirano que hay dentro de nosotros, se somete no sólo nuestra razón, sino también nuestra conciencia.

159

Es preciso
retribuir tanto lo bueno como lo malo: mas ¿por qué hacerlo precisamente con la persona que nos ha hecho bien o mal?

160

No amamos ya bastante nuestro conocimiento tan pronto como lo comunicamos.

161

Los poetas carecen de pudor con respecto a sus vivencias: las explotan.

162

«Nuestro prójimo no es nuestro vecino, sino el vecino de nuestro vecino» —así piensa todo pueblo.

163

El amor saca a la luz las propiedades elevadas y ocultas de un amante, —sus cosas raras, excepcionales: en ese aspecto fácilmente engaña a propósito de lo que en él consituye la regla.

164

Jesús dijo a sus judíos: «La ley era para esclavos, —¡amad a Dios como lo amo yo, como hijo suyo! ¡Qué nos importa la moral a nosotros los hijos de Dios!» —

165

A la vista de todos los partidos. —
Un pastor siempre necesita, además, un carnero—guía, —o él mismo tiene que ser ocasionalmente carnero.

166

Sin duda mentimos con la boca; pero con la jeta que ponemos al mentir continuamos diciendo la verdad.

167

En los hombres duros la intimidad es una cuestión de pudor – y algo precioso.

168

El cristianismo dio de beber veneno a Eros: —éste, ciertamente, no murió, pero degeneró convirtiéndose en vicio.

169

Hablar mucho de sí mismo es también un medio de ocultarse.

170

En el elogio hay más entrometimiento que en la censura.

171

En un hombre de conocimiento la compasión casi produce risa, como en un cíclope las manos delicadas.

172

Por filantropía abrazamos a veces a un cualquiera (ya que no podemos abrazar a todos): pero precisamente eso no es lícito revelárselo a ese cualquiera...

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